7/25/2007

DISPUESTOS A LA LUCHA…


Por Rómulo López Sabando


Publicado originalmente en Diario Expreso el 24 de Julio del 2007.


La vida de Simón Bolívar (1783-1830), cuyo natalicio y respeto a su memoria se recuerdan hoy (y que no dependen de letreros, malecones, ni aeropuertos), está llena de ideas del filósofo Simón Rodríguez (1769-1854). Andrés Bello dijo que Rodríguez era hijo del cura Alejandro Carreño y hermano de Manuel Carreño Rodríguez, (1812-1874), autor del Manual de Urbanidad. Su hermano Cayetano rechazó su incredulidad religiosa y le dijo era la oveja negra familiar. Iracundo, replicó: "Desde este momento yo me llamo Simón Rodríguez" Y así fue para siempre.


Enseñó a Bolívar, niño rico, a dormir en tierra, cazar y recorrer la selva sin temor. Cruzaron a pie los Alpes y escalaron el Monte Sacro. Según Rodríguez, Bolívar dijo: (5/ agosto/ 1805) "Juro, delante de usted, juro por el Dios de mis padres, juro por ellos, juro por mi honor y juro por la patria, que no daré descanso a mi brazo ni reposo a mi alma hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad del poder español". Bolívar es, en mi opinión, el iniciador del "realismo mágico". ¡Qué inimitable perfección y belleza! , al escribir (desde Loja/13/octubre/1822) "Mi delirio sobre el Chimborazo":


"De repente se me presenta el Tiempo bajo el semblante venerable de un viejo cargado con los despojos de las edades: ceñudo, inclinado, calvo, rizada la tez, una hoz en la mano… "Yo soy el padre de los siglos, soy el arcano de la fama y del secreto, mi madre fue la Eternidad; los límites de mi imperio los señala el Infinito. No hay sepulcro para mí, porque soy más poderoso que la Muerte. Miro lo pasado, miro lo futuro, y por mis manos pasa lo presente". Sólo Medardo Ángel Silva (guayaquileño 1898-1919) pudo, también con "mágico realismo", en "Bolívar y el Tiempo", así evocarlo:


"Era de pies humanos aquel suave ruido. El Chimborazo alzó la faz, semidormido; y vio un hombre parado enfrente del vacío. Y el monte sintió algo como un escalofrío... "Su mano era capaz de doblar al Destino: le circundaba un halo de prestigio divino". "Nunca, desde el Tabor, se vio mayor grandeza humillando de un monte la vetusta cabeza. Y aquellos dos gigantes se hallaron frente a frente. Los siglos, como en una fugitiva corriente, circundaban las sienes del viejo. Su corona eran los muertos días. En su mano temblona llevaba una hoz por cetro. Y la figura homérica era Simón Bolívar, Libertador de América".


Traicionado, Bolívar proclamó: "Habéis presenciado mis esfuerzos para plantear la libertad donde reinaba antes la tiranía… Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro (Diciembre/1830). Guayaquil, que mañana celebra su fundación es, desde siempre, libre e independiente y José Joaquín de Olmedo, Padre de la patria, su héroe epónimo. Pero la astucia e inconsecuencia política de Bolívar al anexarla a Colombia, fraccionada en centralismos seudorepublicanos, fuente inagotable de corrupción, frustró su libertad. Igual a lo dicho por Eugenio Espejo: "último día del despotismo y primero de lo mismo".


Guayaquil, crisol de la nación y sustento del Estado, rescata su libertad día a día. Es ejemplo y motor de progreso, éxito económico y bienestar social. Es obra pública, que construye Nebot. Es autonomía al andar. Inmigrantes del país, europeos, asiáticos, americanos echan aquí sus raíces y la enriquecen. Como antaño, aquí hay trabajo y libertad. Mi padre, don Pío López Lara, cantaba estrofas revolucionarias: "Guayaquil ciudad libre, de hermanos siempre fuertes, por ti siempre daremos, nuestra vida y amor. De Guayaquil invicto y de la costa toda, el alma entregaremos con nuestra fe y honor… Aquí estamos nosotros, la juventud porteña, dispuestos a la lucha por la federación…".

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