5/22/2007

Usura, anatocismo o crédito

Por Rómulo López Sabando


Publicado originalmente en diario Expreso y el Independiente.


La batalla del presidente Correa contra las "tasas de interés y comisiones" que cobran bancos y empresas comerciales "privados" es sólo una parte del problema, pues todos, comercio, industria, banca, agricultura, educación, ciencia, tecnología, empleados, desempleados, gobernantes, gobernados, sin excepción, dependemos de monopolios ineficientes y corruptos, estatales unos, privados otros, que encarecen costos y elevan los precios: petróleo, energía, luz, agua, comunicaciones, servicios, transporte, etc.


Pero lo que ahora se debate no es el "precio, ni el costo del dinero". El "interés" (medido por la "tasa") no es el "precio del dinero" sino el "precio del crédito". El "precio del dinero" es el inverso de su poder adquisitivo. Esto es, su capacidad de compra. Si compra poco, es oneroso. Si compra mucho es socialmente eficiente. Ergo, las "tasas de interés" no son el "precio del dinero" sino el "precio del crédito". Teóricos y banqueros yerran, pues la "teoría del dinero" explica el origen y variaciones del poder adquisitivo del dinero. En cambio, la "teoría de la banca" (distinta a la "teoría del dinero"), explica cómo realizar el negocio de intermediación en el mercado del crédito.


Nuestra "capacidad económica" está dada por las disponibilidades de efectivo. Pero nuestra "capacidad financiera" resulta de factores psicológicos, de rendimientos, de resultados, familia, amistades, influencias, poder político o social, el "mercado amarrado", etc. (¿Como el cuento de la burra amarrada?).


Los bancos y las ventas "a crédito" no están en el campo monetario, aunque sus negocios sean las monedas o el dinero. Su accionar no es "económico". Es "financiero". Dan crédito. Parece que ayudan. Pero, en realidad venden cosa y dinero ajenos. Son intermediarios. Si la democracia se regula con más democracia, la "tasa de interés" baja con más competencia. Rompe oligopolios bancarios y comerciales por múltiples ofertas de servicios y crédito.


Los mayores vicios en el "mercado del crédito" son la usura (chulco, agio) y el anatocismo (capitalización de intereses) que distorsionan los "precios del crédito", elevan los "costos financieros" y, por ende, los precios al consumidor.


La usura y el anatocismo fueron vetados por Justiniano: Ut nullo modo usurae usurarum a debitoribus exigantur. Están prohibidos por la Constitución, el Código Civil y el Código de Comercio. Son delitos sancionados por el Código Penal.


La Ley 2000-4, Trole 1, (R.O.34/13 III/2000), ordenó el desagio, esto es, la reliquidación de los intereses indebidamente cobrados a través de este mecanismo ilícito". "Las tasas activas de interés legal y de mora también serán desagiadas" ordenó la Ley.


Pero, hasta ahora, el mayor usurero es el propio Estado y el manejo bancario impuesto por el Banco Central. Filanbanco (Previsora), no reconoce pagos porque carece de archivos. Si el deudor pierde comprobantes, pues debe pagar otra vez. Y, ante ficticios saldos, cobra intereses sobre intereses que los capitalizan con más mora, pese a estar pagadas las deudas originales. Cobra "intereses de mora" sobre intereses capitalizados. (Así le hicieron a Rafael Correa y a miles de clientes). Y por ello los rayan y estigmatizan como morosos en la AGD.


Pero el Gobierno, en proyecto enviado al Congreso, elimina los bonos AGD, a cargo del Banco Central, para no reconocer intereses de usura que, por más de mil millones de dólares, engordan su presupuesto. Y "el costo del dinero (del crédito) estará expresado únicamente en la tasa de interés efectiva", para las ventas a crédito, más los impuestos de ley y gastos previamente acordados con el usuario. Y, si exceden, serán sancionados por usura y multa cinco veces el crédito otorgado.

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